Si bien se introdujo estos días el tema de restricciones del suministro de energía eléctrica para el próximo verano, los industriales sabemos que es una constante hablar de falta de energía en los periodos críticos de invierno y verano; pero eso no es noticia.

El asunto sube de escala por los incrementos de los costos de las facturas de energía y la situación deja en evidencia lo lejos que estamos de ordenar lo que fue uno de los mejores diseños de sistemas de generación, transporte y distribución de energía del mundo.

En la segunda mitad de los años ´90 teníamos algo muy bueno que, como todo, supimos romper de manera inimaginable al alterar a partir de 2004 todos los precios de mercado eléctrico mayorista.

En 20 años, los argentinos destinamos un cuarto de nuestra deuda total – es decir más de 130 mil millones de dólares – para pagar la energía más barata del mundo y anulamos la inversión en generación, transporte y distribución. Lo que hoy tenemos, entonces, es lo que se hizo hasta el año 2000, a partir de ahí solo parches para poder continuar y cortar el suministro.

En una factura en la que más del 40% son impuestos nacionales, provinciales y municipales, los recientes aumentos alcanzan mínimamente para cubrir el aporte que hace el Tesoro de la Nación al mercado eléctrico. Conclusión: nada de lo que se paga de más se destina a inversión para mejorar la calidad de servicio, así que acomodémonos en nuestras butacas porque la película seguirá por más tiempo.

El sector pyme en los primeros cinco meses del año ya perdió 40 mil empleos, sumados a las 92 mil bajas en el sector privado registrado, según el Observatorio de Industriales Pymes Argentinas (IPA) Asimismo, hay más de 10 mil empresas cerradas y la capacidad instalada de consumo industrial de energía se ubicada en un mínimo umbral del 57.9% del total, según datos del Indec. Con todo eso no se llega a evitar las restricciones.

La macroeconomía es el objetivo del gobierno nacional o al menos eso es lo que se ve según las medidas que adopta. Entonces, se supone que si la macro mejora, traccionará a la microeconomía. Y esto se definirá en breve.

Lo que sí sabemos los industriales hoy es que quienes podamos llegar a la otra orilla nos vamos a encontrar con: sustanciales aumentos de costos al momento de fijar el precio de venta, en un mercado internacional con dinámica cambiante por la tensión EEUU-China, una nueva sequía, problemas graves de infraestructura, un bajo índice de empleabilidad y dificultad para trasladar los aumentos de costo al precio, generando pérdidas de margen. La pregunta es ¿vamos a poder avanzar? Sí, como siempre, pero en una bicicleta con un solo pedal.

* Por Leonardo Wagner, director del Parque Industrial La Bernalesa.

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Quilmes, septiembre  de 2024