Mucho se escribe a diario sobre los efectos de la pandemia en la economía en general y, principalmente, sobre las Pequeñas y Medianas Empresas. También es reconocido que este tipo de organizaciones son la base del entramado productivo de un país. Miremos sino las cifras locales: existen más de 600 mil Pymes que representan el 70% del empleo nacional, el 50% de las ventas y más del 30% del valor agregado.
En los últimos años, el azote de las políticas económicas erradas sumado a los efectos económicos nefastos de la pandemia, hizo que las pymes, una vez más, fueran puestas a prueba. Pese a todas estas vicisitudes, resulta asombrosa su capacidad de resiliencia y la extrema flexibilidad que tienen estas organizaciones de adaptarse a los cambios abruptos generados por las crisis. Hasta en muchos casos encuentran nuevos productos y mercados para explotar, que proporcionan una asombrosa reconversión a la estructura de la compañía.
Nuevamente estamos cruzando un frente de tormenta de proporciones desconocidas, que en la mayoría de los casos está ocasionando graves averías en las PyMEs: ya sea por falta de demanda ocasionada por el apagón económico o por problemas de mayor demanda, por ejemplo, por ser proveedores de productos o servicios categorizados como esenciales para la defensa de la pandemia.
Un nuevo período se abrirá en el 2021 y resultará fundamental que imperen las políticas macroeconómicas orientadas a reconstituir el tejido productivo, para que las pymes generen empleo de calidad y así asegurar que puedan hacer gala de esas ventajas comparativas asociadas a la flexibilidad y adaptabilidad a los cambios que tanto las define.
Desde lo estructural, luego de los procesos de crisis surge un aumento del grado de informatización, la necesidad de modernización tecnológica y del aumento de la profesionalización y una mayor ejecución de acciones de Responsabilidad Social Empresaria. También resulta destacable el trabajo en conjunto entre empresas; un fenómeno actual por el cual se potencian las capacidades de las organizaciones por medio de la complementación e integración de procesos. Esta nueva dinámica se potencia en los agrupamientos industriales.
Los Parques habilitados tienen infraestructura de operación, servicios y seguridad, al mismo tiempo que intervienen como aceleradores de los procesos de expansión o reestructuración de la industria. Es decir, fomentan la actividad económica, a la vez que el empresario sólo se debe preocupar por los procesos de su negocio y no por las cuestiones administrativas de su industria. Es por ello que, ante una decisión de reestructurar por menor o mayor producción, es fundamental para todo negocio optar por mudarse a un parque industrial.
Los invitamos a visitar Parque Industrial La Bernalesa, el escenario perfecto para hacer crecer su negocio. Nuestro equipo comercial se encuentra disponible para atenderlo con los protocolos necesarios.
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Quilmes, Noviembre de 2020.